En 1972, Angelita Y Ramón, con mucha ilusión y esfuerzo, abrían su droguería en un barrio, en aquella época, nuevo. Su surtido se centraba en los artículos que los vecinos, que estrenaban casa, necesitaban.
Así se conviertieron en vendedores de cosmética, artículos de hogar o pintura, instaladores de tendales o transportistas de envío a domicilio. Se vendían artículos de toda clase y condición, pero también se ofrecían consejos y se compartían conocimientos. En la era pre-google la tienda se convirtió en el Punto de Información del barrio, y la verdad, eso no ha cambiado mucho.
Al poco tiempo llegaríamos sus hijos, Alberto y Raquel. Toda la infancia ligada a la tienda. ¡Cuántos deberes hechos aquí!
Cuando llegó el momento de decidir la dirección que tomarían nuestros estudios, yo (Raquel) lo tuve claro. Acabé C.O.U. y comencé a formarme en estética, marketing, contabilidad…todo a lo que mis padres no habían tenido acceso y, aún así, regentaban un negocio de éxito. El listón estaba muy alto.
En 1998 (¡antes de ayer!) me hago cargo «oficialmente» de la tienda, siempre con mis padres apoyándome y de los que sigo aprendiendo todos los días.
Tras varias reformas, llegamos a la actualidad, con una tienda que intenta continuar con el lema de mis padres: hay de todo, y si no lo hay, se pinta.
Durante este tiempo, he tenido la suerte de contar con grandes profesionales y personas a mi lado. Desde hace más de 10 años, mi mano derecha es Cristina…¡con una mirada nos entendemos!
Si alguien nuevo entra, siempre se sorprende de la variedad de producto, algo que procuramos mantener, a pesar de la gran cantidad de oferta actual.
Nuestra última novedad: el rincón makeup, donde, tras varios cursos con grandes profesionales, Cristina y yo realizamos maquillaje de evento y los exitosos cursos de automaquillaje.
Los nuevos tiempos nos exigen presencia online, pero nunca cambiará lo que nos gusta que entréis por la puerta, atenderos, y veros sonreir. 🙂